Canal de Moscú
El canal de Moscú (también conocido como canal Moscú-Volga) es una construcción de enorme envergadura de los años 30 del siglo XX. Con una longitud de 128 kilómetros, el canal unió los ríos Moscova y Volga. Este complicado hidrocomplejo se erigió mayormente gracias al trabajo de los presos de los campos de trabajos forzados (aproximadamente 600 000 personas). El canal comprende 9 plantas hidroeléctricas, 11 esclusas y 10 presas. Se construyó entre 1932 y 1937.
A pesar de su pasado trágico relativo a su construcción, es complicado pasar por alto el resultado. La unión del Moscova y el Volga ya se planeaba desde el siglo XVIII, concretamente desde tiempos de Pedro I. El proyecto debe su razón de ser a los logros técnicos del siglo XX y al régimen estalinista. En los años 30 el gobierno estaba dispuesto a pagar cualquier precio por ello. Según las cifras más optimistas, el número de fallecidos en la construcción es de 22 000 personas (teniendo en cuenta que se trata de la cifra oficial, no estaría de más multiplicarla unas cuantas veces). Asimismo, muchos segmentos del canal son prácticamente rectos a la perfección: dicho canal discurría por la trayectoria más directa. Los asentamientos que se encontraban a su paso se derribaron y se inundaron, y a los habitantes se los desalojó.
A día de hoy podemos apreciar el resultado en todo el esplendor de la polémica. En lo que se refiere a los principales aspectos estéticos, la arquitectura de la edificación del canal es, sin duda alguna, uno de los prototipos del estilo de la época y, actualmente, todo un monumento arquitectónico. Concretamente, el edificio del puerto fluvial del Norte de Moscú y el diseño arquitectónico de la mayoría de las esclusas.