El metro de Moscú en la época de la desestalinización
Historia de las maravillosas transformaciones de las imágenes de Stalin en el metro de Moscú durante la época en que se luchó contra el culto a la personalidad
El metro de Moscú, uno de los más hermosos del mundo, es una obra de arte de la que se puede disfrutar mientras dura el viaje por debajo de la tierra, atravesando toda la capital. Sus estaciones, decoradas con mármol, mosaicos, relieves y esculturas, suponen un auténtico tesoro, orgullo de los moscovitas de generación en generación.
El metro de Moscú nació en los años 30 del siglo XX por voluntad de quien tenía que implantar un nuevo orden mundial llenando de nuevos edificios la capital de la joven patria comunista: por voluntad del gran líder Iósif Stalin. El metro de Moscú se pensó no solo como un medio de transporte moderno y efectivo. Estando a una sorprendente profundidad, debía también servir a las necesidades militares del País de los Sóviets: en caso de guerra nuclear sus estaciones podían convertirse en refugios para la gente.
Aceptando el reto artístico que les proponía la modernidad, los mejores arquitectos soviéticos escogían los materiales más caros en su deseo de crear una obra maestra de la arquitectura y de la técnica. Cumplieron con su objetivo: la estación de Sokólniki ganó el Grand Prix de la Exposición Universal de París de 1937 y la estación Mayakóvskaya, la de Nueva York de 1939.
Borrar a los indeseables
En su primer aspecto el metro de Moscú estaba lleno de una enorme cantidad de imágenes de Stalin. Pero el 20 Congreso del Partido Comunista, bajo el mando del nuevo secretario general Nikita Jrushov, puso fin al culto a la personalidad del Gran Comandante. En el país empezó una campaña de desestalinización. Para borrar a Stalin de la conciencia de los ciudadanos y despojarlo de cualquier poder era necesario eliminarlo de todas partes, empezando por el metro.
Para eso se utilizaron métodos que el mismo Stalin había usado para eliminar las imágenes de antiguos compañeros caídos en desgracia, con su posterior conclusión trágica. En esa época el "photoshop" funcionaba al máximo. Una detrás de otra, desaparecían las fotos de los indesables de libros y revistas.
Por ejemplo, en esta fotografía (a la izquierda) durante el discurso de Lenin desde arriba de un camión sus amigos revolucionarios Trotski y Kámenev están a su lado. En la misma fotografía (a la derecha), publicada en 1939, ya no están. A Trotski lo expulsaron de la URSS y después lo asesinaron en 1940, consiguiendo llegar hasta él desde Moscú. Kámenev fue ejecutado en 1936 junto con dos de sus tres hijos. Así se reflejó en fotografía la lucha por el poder.
En esta fotografía Stalin pasea con su allegado, el comisario de asuntos internos Guénrij Yágoda a lo largo del canal Moscú. Yágoda organizó el Gulag y arrancó una ola de procesos sonados que en cierto momento se lo llevaría por delante también a él: Yágoda fue condenado a muerte, fusilado en 1938 y quitado más tarde de la fotografía oficial.
La imágen de Stalin sucumbió ante el mismo mecanismo que él había creado y el metro de Moscú nos muestra uno de los ejemplos más curiosos de esto.
El líder soviético estaba representado en las estaciones de metro con sus fotografías o con citas de sus discursos. En los años 50 estos mosaicos sufrieron cambios notables.
En la foto de la izquierda sus antiguos camaradas de lucha salen uno al lado del otro, tal y como era (cosa que poca gente sabe) en el mausoleo de la Plaza Roja, donde Stalin yacía junto a Lenin, desde su muerte hasta el año 1961. En la fotografía de la derecha aparece solo Lenin.
En el mosaico de la derecha Stalin desapareció después de un «photoshop».
Aquí unos jóvenes deportistas llevan en 1951 el retrato del líder soviético, que se transformó inesperadamente en el primer astronauta Yuri Gagarin. Esto de forma evidente consiste un anacronismo, ya que en 1951 Gagarin solo tenía 17 años y la conquista del espacio era solo un sueño. Así que su retrato no podía estar en ningún caso en manos de manifestantes en 1951.
Aquí el perfil de Stalin se sustituyó por el escudo de la URSS.
Aquí se cambió el retrato del sanguinario líder por una paloma de la paz. A pesar de que en el estado comunista florecía el ateísmo, había tradiciones cristianas que se mantenían bastante: la imagen de la Virgen María y el niño se intuye en muchas obras. Según la leyenda, cuando se inauguró este panel, algunas trabajadoras del metro cayeron de rodillas cuando vieron una imagen tan parecida a un icono religioso.
Y, finalmente, la conocida frase de Stalin sobre el papel heroico del trabajo sencillamente... la borraron.
La historia del metro de Moscú, símbolo de la modernización e industrialización del País de los Sóviets, abunda en detalles ocultos que ilustran los giros y las peripecias de la vida rusa en el siglo XX.
En nuestra visita guiada por el metro de Moscú, Usted va a conocer su historia, sus características artísticas y técnicas y también un gran número de anécdotas históricas.