El jardín de Alexánder de Moscú
Se trata de uno de los parques más antiguos de Moscú. El emperador Alejandro I ordenó su construcción con vistas a restaurar la ciudad tras el incendio de Napoleón de 1812.
El parque se extiende a lo largo de los muros del Kremlin, donde anteriormente fluían las aguas del río Neglinka, que en el siglo XVIII se canalizó en tuberías (recuerde que por aquella época el Kremlin era una fortaleza rodeada totalmente por agua, según lo ordenaba la tradición medieval). Actualmente en el jardín Alexánder se encuentran: la tumba del soldado desconocido y la llama eterna, el obelisco por el 300º aniversario de la casa de los Romanov y la entrada al Kremlin a través de la torre Kutafia.
Cabe destacar que, en lo referido a la conservación del patrimonio, el parque no ha corrido muy buena suerte y, lejos de haberse convertido en motivo de orgullo, se trata más bien de un lugar que comporta una pérdida de patrimonio. Así, unas fuentes de cuestionable calidad aparecieron en el recinto en el año 1996. Sin embargo, en todas las guías de viaje se señala el jardín Alexánder como uno de los lugares de interés más relevantes de Moscú. Además, también es popular entre los rusos provenientes de otras partes del país. En él es raro encontrarse a muchos moscovitas.
Siempre se atraviesa el jardín Alexánder si vamos de excursión al Kremlin o a la Plaza Roja.